lunes, 30 de agosto de 2010

A los náufragos del arca de acero.


A esos que están luego del humo y las cascadas de licor, con la puerta del infinito en sus frentes buscando la llave entre sus bolsillos vacíos. A los restos del naufragio que esperan por un nuevo viaje  al centro del mar.

 

Era un soplido a una ventana de siete rejas
como las que vi en un sitio lejano a este,
caminando en lo colonial de una casa;
relajado entre las idas de una sola dirección.

Ya estuve en otro sitio y siempre fui el mismo ser,
casi como cuando los ríos atraviesan las fronteras
riéndose de papeleos y de gobiernos ajenos;
así yo camine por una senda pagando peajes.

Una sola mirada Para todo un camino
con amigos que nuca se han ido,
y han marcado sus huellas en mis pasos
al mismo tiempo que marqué las huellas suyas.

Cada iluminada sala fue una bendición de lazos
como cada luna recuerda esas voces
de un hotel de habitaciones para todos
y que solo hospeda a los nuestros.

No es una oda al World tour de unos idiotas
pero si al de un solo canto a través  de las líneas,
como el grito de un ave que se siente sola
y llama a esos  que se le parecen.

Contando historias entre hojas y raíces,
mientras despluma en su mirada sus ropajes
enseñando la razón de sus tropiezos
y levantando junto a ellos sus deseos.

No es la oda a unas noches de septiembre,
pues quizá  ya nadie las vuelva nuevas
cuál silencio desde adentro
durmiendo en  voces de unas letras.

No es la oda a los sobrevivientes naufragando
después de perder el arca en mar propio,
parece más la dicha del ahogo nuestro              
sobrevivido en el oleaje de agua hirviente.

Desaparecimos  los necesarios,
y nos unimos sin carnes en el farol,
mascando los pulmones y el limón
rozando entre  cascadas de licor.

No es una oda por que esas no son así;
pero tampoco somos náufragos
y el arca nunca flotó a mar abierto;
sino como humo volamos lento.

Mi bastón  gato,
el sake mexicano
Thor y su mazo.

Magia y nada,
licor de sabor gentil
religiosidad.

Metal bendición
Eentre lógicas griegas,
muertas al nacer.

Vida de dioses
cayendo en palabras,
muertes nocturnas.

La canción del pirata el himno primero,
la ejecución nuestro canon,
el poder nuestra voluntad
y como nombre el del infame Cain.


Y Sin Mensaje Poético:  Salud.y Gracias






sábado, 28 de agosto de 2010

Pecata minuta.

Hoy, luego de tanto, me pido disculpas;
preferiría poner en el tibio temor
la paz de los hombres que no están en mi sangre
y poner como escudo tu rostro de carne y licor.

La marca de tus mejillas es la paz de mis labios,
con la imagen de los ojos del juez
sin compasión ni pena
la lumbrera de tu vientre desconocido rondando la luna.

Muéreme en la extensión de la corteza;
sembrando la pasión de la nobleza,
róbame la fuerza de una garra
y llévate la vida del alma.

Nombra a la distancia un instante
mordiendo entre tus uñas una cuna,
de una mueca de semblante
sobre el espejo cruel de mi serpiente.

No ha de ser el invierno o el despeje
el que rompa la intención de tu veneno
cuando mis ojos sufran de tu fuego;
será la perdición único miedo.

miércoles, 25 de agosto de 2010

En la imagen de otoño



Emerge en su entrada la luz
y el viento empuja el cuerpo
entre verdes variados y amarillos,
caminando con pies de raíz.

Hojuelas viajeras del aire,
en la fuerza solar del verano
filtrando el espíritu en su existencia;
el otoño ha llegado demasiado pronto.

Llenó de tacto el roce de un listón,
inventando la vista de los otros que ven…
y no ven con lo ojos cerrados a piel de hierro
cuando en otoño todo se rompe por su dureza.

Cierra su boca callándola desde adentro,
hay poca vida que generar ahora;
cuando ni la muerte aprovecha el momento
y las raíces sonríen a sus hijos eternos.

Entrada de quien trae la luz
con el viento apoyando su peso;
verdes casi vivos y amarillos muriendo
caminando sobre las raíces con pies eternos.


sábado, 21 de agosto de 2010

Solo.

Empujo las manos contra el rostro,
remarco las letras de siempre
en el plástico de siempre,
que se queja y se retuerce.

El humo delgado sin la fuerza de la nicotina,
es la sanidad de lo que purifica.
La marca en una orilla,
en el filo sangrante que besa.

Rompe visiones con una mancha,
refresca sin la humedad del calor
mordiendo la pasta de un pelvis moribundo,
ideando la castrada sensación del canto.

Una vida como esas;
que de vez en cuando
Me dibujan la sonrojada envidia
llena de pesares genitales.

Aquél se alimenta de olores sin vida,
revuelca su muerte con esencia
de la materia muerta y volada;
entre los dedos de un dios,
que a veces…
se le olvida respirar del oxigeno que nos brinda,
con soplidos de sexo sin fuerza.

La estética de la sopa instantánea
esta e la soledad,
nunca nadie en esta existencia o en la de alguien más;
daría la vida para compartir la comida del solo.

martes, 17 de agosto de 2010

Una pausa.

Con el pecho al viento, sudado.
Con un recuerdo de un supuesto amor,
escondido en algún sitio del pantalón.
Agotado y sin sed.

Cae el trozo de ceniza en el costado,
seco y blanco, como cocaína.
Raspando y sangrando,
pasando los días en soles pasados.

Siete copas, un padre, dos días.
Dos coronas de cabeza y una cruz,
acariciándose entre si, acogiéndose,
vacacionando de noche por París.