jueves, 25 de noviembre de 2010

Brisa

Baja  la sangre a mi fuente de vida
moldeando mi forma con tu espíritu,
húndeme en tus cavidades quietud,
no beses mi alma que está ahí perdida.

Te arrojas y me arrojas al mal frío,
rozas la suave forma de tus formas,
a lo lejos te dibujas, rocío,
apareces como diosa de rosas.

No me prestes esa imagen de pronto,
déjatela un rato pegada al rostro
que viéndola un momento lejos, pienso;

que ni el fuego del amor puro vale
tanto para borrarte de un soplido
el alma que le regalas al aire.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Carencia.


Cuánta incapacidad de los hombres, y qué poca feminidad de las mujeres. Debe ser un problema el hecho de que un hombre no sea y que la mujer quiera serlo. En cuanto a los académicos y supuestos filósofos, pienso que no se pueden comparar a las bestias que secuestran y matan. Nótese que hablo mejor de las bestias, esos ya saben lo que quieren.

Un hombre debe acostarse con tantas mujeres pueda, de lo contrario su sanidad lo llevará a la locura luego de viejo. Es una pena que un filósofo no se acueste con todas, creo que eso habla mal de su autoconocimiento.

La única manera en la que una mujer respeta a  su hombre, es cuando no es genuino, cuando es un demonio. Pobres de los hombres que sólo se exhiben frente  las mujeres y estas se aprovechan de él. Esas cosas no se curan, pero bien se puede revertir el sentimiento. Hay que hacer que la mujer sea femenina.

La mujer más hermosa de todas, sólo se deja ver por el hombre cuando se cansa de reírse de las otras mujeres, entonces; busca al hombre para obtener nuevas diversiones. Un verdadero hombre se ríe antes, y se va.

Una vez, estuve a punto de besar a una piedra, pensé que me iría luego de hacerlo, así que no la besé, pensé que al irme le rompería el corazón.

Debe haber miles de razones de por qué el hombre necesariamente debe estar solo. Pero yo sólo tengo una en la cabeza; si el hombre tiene una mujer a su lado ¿cuándo pensará?

Una sonrisa, una voz, siete caricias, veinticinco lunares. ¿Qué otra cosa se le puede ver a una mujer luego de que se le ha visto todo? El alma.

A la que aun no se le ha visto nada, y ya se le ha visto el alma, esa es una diosa, esa no es un pretexto; es verdad.

Cada diez minutos veo a una mujer perfecta.
Cada veinte minutos escribo un haikú.
Me produce más placer terminar el haikú, las mujeres no las hago yo, esas están en todos lados.

No puedo pronunciar el nombre de una mujer frente a frente. Primero; por que me puedo equivocar. Después; por que desconfío de mi voz respecto a la capacidad de hacer que un nombre se sienta fielmente mencionado luego de decirlo. Por eso es que prefiero decir otra cosa para llamar su atención.

Los hombres estudiosos de la filosofía y de las letras ya no son ni estudiosos ni hombres, yo prefiero llamarlos  pendejos ¿Qué serán las mujeres que se dedican a lo mismo? De entrada no son mujeres,  deben ser otra cosa. Y esas no se como llamarlas, pero se que ni siquiera entenderían el significado de su distinción.