sábado, 5 de abril de 2014

Lluvia del yo. Lo que se es.

Enumerar las cosas que  haces, que eres, no dice nada a la pregunta  ¿Qué putas hago?  La lista de cosas que no puedo hacer ofrece una buena respuesta pero igual de incompleta, lo ideal  es juntar en una larga enumeración todas las cosas que eres con las que eres incapaz de hacer; esta cosa del todo y nada o de lo posible y lo probable.
Yo, por ejemplo: Soy un imbécil, de entrada, y todo lo que hago es un esfuerzo inmenso por no parecerlo, no lo logro. Tengo 27, bebo diario pero no puedo ser un alcohólico porque al tiempo soy más o menos responsable, están a punto de publicarme un artículo más o menos filosófico en una revista y creo que hasta mi foto pondrán. Estudio para no enfermarme, ahora a los clásicos y me enfermo aún así irremediablemente.  No puedo llevar una relación satisfactoria por un lastre emocional del cual no quiero-puedo  despegarme del todo y  escribo para mí como a los 15 para no sentir que hablo solo. Tengo suerte en dos o tres cosas y las chicas a veces se aparecen con una sonrisa coqueta debajo de la nariz y una vertical debajo de la cintura: ambas encantadoras. 
Vivo con mi mejor amiga y dos postadolescentes que no son lo que yo era a su edad pero seguramente son mejores.  No puedo evitar hablarles como papá pero no tengo calidad moral para hacerlo. Uso sombreros casi todo el tiempo porque no puedo exponerme al sol. Vivo en una ciudad que desconozco y me trata mal y yo quiero estar en ella, es como cualquier mujer mandona. Peleo por el teléfono con mi ex casi todas las noches porque no se explica que no le haya  rogado más. Yo le escribí un soneto diario durante 3 meses y me metí con 16 para olvidarla. Como dije hay cosas que no puedo hacer ni haciendo las que puedo.
Los lentes que uso ya no me sirven, ni unos ni otros, con unos ya veo borroso y con los otros sólo no veo.  Debería estar haciendo una investigación sobre Augusto pero prefiero escribir sobre la nada mientras bebo. Me cortaron la lengua hace unas semanas y me siento igual, me sacarán unas muelas pronto y seguro seguiré siendo lo que soy. Nunca recuerdo si Tomás cree que los accidentes modifican la esencia, no recuerdo si Agustín lo mencionó alguna vez. Ya no cito autores griegos porque entiendo que leerlos en español es una pérdida de tiempo así que aprendo griego antiguo por pasatiempo y disciplina.
Admiro a mis profesores por lo que son más que por lo que saben y admiro a mis padres por lo que han dado que por lo que darán... y es todo lo que diré sobre figuras de autoridad.
Me toma 32 minutos hacerme el bigote y generalmente queda chueco, toco guitarra con David para sentirme músico aunque no pueda alcanzar notas con mis dedos que sólo sirven para dos cosas.  Me paro frente a Bellas Artes cada que puedo porque  tiene un “yo no sé qué”. Cuando hago las compras pienso en mamá e inmediatamente después  le escribo una carta que no puedo enviar. Evito llorar con películas tristes y me enamoro de los árboles que son más bellos que una flauta transversal. Pienso en la antípoda respecto a la música cada que veo mis pies y no paro de pensar que puede explicarlo todo.
Escribo porque creo que me leen...
Soy un imbécil, es cierto, y miento cada 12 minutos según las últimas estadísticas. Hago sonreír a alguna no sé bien porqué.  De las cosas que hago y las que no puedo aún juntas no responden satisfactoriamente a nada de las preguntas que pueda hacerme. Soy viejo para tener dudas existenciales y joven para responderlas.  Mejor me olvido de mí siendo otra cosa, la que los reflejos me dicten según el caso. Los ojos del cielo no ven sino al mar y acá no existe. El viento es un juguete que los dioses no regalan a cualquiera.

 Si tuviera que elegir lo de antes o lo de ahora seguro no me quedaría con nada, todo es sustituible cuando te quitas de la sobriedad. Es como escribir por encargo o por amor, ambas cosas eres y sólo una al tiempo. Ojalá fuera todas ahora y ninguna para no ponerle nombre a las imágenes que desdibujan el tiempo.