lunes, 6 de diciembre de 2010

Solamente.

No es que tenga que guardar reposo en los brazos de algún puto hueco de ese salón lleno de cosas útiles y una caja con ropa. Creo que no quiero hacer escenas de dolor en una esquina con las rodillas dobladas cubriéndome la cara. Ni tampoco escribiré una oda a la soledad; que, por alguna razón, siempre se pone de moda en  los diciembres fríos en los que toda la gente tiene algo de amor para dar. Tampoco siento esa fuerza que hace a algunos pararse frente al espejo y decir: “¿y si te mueres?... ¿por favor? (...)” creo que eso tiene mucho que ver con la televisión, la falta de racionalidad y  de visión propia del mundo  de tipos poco ocupados, o de tipos que estudiaban, estudian o estudiarán filosofía por que creen que esta los sacará de su penoso estado. No quiero hacer cosas de marca registrada, ni despedirme de alguien para siempre y llorar lamentando la decisión de no volver a ver su piel. No quiero irme lejos para cambiar de vida; ni ponerme a beber para olvidar, eso no funciona. Hay cosas que funcionan más a la hora de no querer estar; como empezar a dejar de hablar o mentir por mera necesidad. No quiero irme por el centro de la carretera con el sol en la espalda, cargando una bolsa pequeña que me durará toda la vida.
Yo nada más quiero hacer lo que hago siempre, pero solo.

1 comentario:

.p. dijo...

Al final eso hiciste.