jueves, 1 de septiembre de 2011

Al Infierno

Fragmento.

Escribir con el alma o para el alma, como si hubiera una diferencia entre ambas cosas; como si el orden del mundo las separara por mera fragilidad emocional.

Una repetición del sentimiento matutino de autocompasión. Cuando despiertas pensando en la mujer que no debieras sólo porque la soñaste por tercera vez consecutiva, el sueño de una noche donde los espacios vacíos de la cama estorban y el lado contrario se vuelve infinitamente oscuro y lejano, largo, interminablemente inhabitable. La mujer, esa mujer que crea el mundo desde el infierno que esconde entre sus piernas mientras baila escandalosamente canciones que parecen de cuna y de muerte, de tristeza y desesperación; también de todo lo contrario; me despierta y me hace implorar perdones a cualquiera de los dioses que me ven, aunque me vean para reírse y darse gusto y su deseo sea que siga siendo torpe y mi vida sea la falla donde se acumulan las fallas de todos los demás.

De ese infierno lleno de fuerza que parece nombrar la piel de mis manos como pidiéndoles favores de santidad, estas palmas que sólo escuchan los olores del pasado que no tienen semejanza con los de un presente sin clima ni sabor entre las hojas de sus árboles sin frutos para los hombres solos. Algunos otros rodean la piel de una serpiente mientras la converso con todo el permiso que me da su infierno inagotable hasta hoy. Ni una vida despierta en el oscuro templo de cualquier santo podría compararse en divinidad con el momento que me da mientras duermo en su caricia subconsciente de mujer sin hambre y poca sed, pero de ahogo constante, necesario, vital. No soy un dios en la palma de la mano de cualquiera que se arrodille con el corazón bombeando fe al universo para que lo escuche y lo ilumine; soy, más bien, una gota de sudor en el pecho de quien sea, el residuo de un acto puro y olvidable luego de la máxima imagen de esplendor de cualquier luz intermitente o desprendida de alguna estrella a la que no se le mira a los ojos por mera caridad.

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