sábado, 3 de septiembre de 2011

Cualquiera, yo y el diablo

Cualquiera, yo y el diablo amigo de dios en el infierno, un espectáculo bochornoso del báculo del destino perezoso que esclaviza la risa amante de los pocos andantes que sonreímos con un dejo de dulzura escurriendo de la comisura del alma y del viento que somos cuando escondemos el aire que sobra en el mundo que no es nuestro ni de cualquiera ni del diablo amigo de dios en el infierno.


Un poco de nostalgia entre las paredes que dibujan los labios que no besan por imposibilidad. La prohibición del hombre a la mujer de todos para su propio bienestar como el brote de todos los pesares vividos y matados.

Si yo soy cualquiera, y el diablo y dios, entonces adiós y con la mano en el aire escondo que nadie sin paz ni armonía en el día de muerte que, con suerte, emanará de un cuento escrito con el puño inmune de una mujer que olvidó ser de su tiempo como el tempo de ella y del viento como sólo de sí mismo. Se pasea el viento por los ventanales y los pocos árboles que el otoño deja antes de helarlos en el frío invierno de la poca soledad de los hombres que no lloran por la mujer que han perdido las suficientes veces para mostrarse, por lo menos, un poco parecidos a cualquiera, a mí o al diablo amigo de dios en el infierno.

1 comentario:

Consolation Des Arts dijo...

...un hombre como cualquiera, que escribe desde el cielo o desde el infierno...que vive en la tierra...Los hombres no deberían de llorar por perder alguna mujer, deberían crear...

Saludos!