martes, 3 de abril de 2012

Cielos de media luz.


Si no fuera el cielo, ese de arriba que  nos mira, 
los ojos del  suelo nos mentirían a cada mirada
Si no nos miran las nubes desde arriba  
¿Qué se dicen entre ellas para ponerse a llorar?
Si lo poco que queda  es la mano y los brazos,
si el viento se hace frío cuando golpea la ventana
y se queja de no poder entrar.
¿qué otra cosa, mujer, que atestigüe lo poco que somos
cuando esto que parecemos se vuelve una cosa infinita
entre palabras y  gestos, entre golpes gentiles
y besos escondidos en el silencio de una mirada casi ciega?
No diré nada, porque no sé decir nada,
mis palabras se acortan con la voz de tus labios,
 mi pensamiento se nubla como las tardes bajo de los árboles. 
No te mentiría, no diría, nunca;
que soy otra cosa que la que ves de tarde en tarde
peleándose con su propia sombra para no ser un cuento penoso.
Las miradas son cosa de contrastes, de luces, ni siquiera colores;
las miradas son dibujos instantáneos de momentos,
deseos de momentos, monumentos de momentos;
 por eso hago un monumento de tu piel cada que la veo,
por eso dibujo el cielo en el techo y el suelo en mi espalda.  
Porque no soy otra cosa que el momento,
que lo que se va más tarde,
lo que estará lejos, después, lo que no estará luego.
 Y si el cielo tuyo o el mío o el de otros es el único que ve
que somos lo que somos sólo cuando lo parecemos,
 entonces le hago un monumento al cielo de los cielos
y al viento que rebota en la ventana
por mirar lo que hago para llegar a ser  el viento mismo de las ventanas
que roza el cielo cuando yo no, y que besa el suelo cuando yo no.

2 comentarios:

Consolation Des Arts dijo...

pasaba por aquí y encontré... no, no encontré nada :)
Saludos!

David Navarro dijo...

es porque no hay nada que puedas encontrar.