sábado, 30 de octubre de 2010

Queda.

Qué constituido está el mundo,
Tan lleno de esas cosas
Grandes y coloreadas,
Queda mirarlo.

Qué camino
Forjado de rocas
Molidas,  revueltas, unidas;
Sólo nos alivia el alma pisarlo.

Qué poco espacio va quedando.
Nada se vacía en las vueltas,
Ni en las varias entradas;
Queda crearlo.

Qué estado
El alma ya sin alas,
Sola y seca entre espadas;
Queda imaginarnos volando.

lunes, 11 de octubre de 2010

Respuesta a Edward Jensen, sobre texto de estudiante de Sociología.


Edward Jensen,

En verdad iba a comenzar esta respuesta con un “no mames” pero pensé que tus delicados insultos estaban por encima de las palabrejas que decimos todos en la calle. Así que me mostrare serio, como debiera ser.
Hablas en tu comentario. De muchas cosas que en un sentido meramente estricto, respecto a mi texto, no complementan  una relación entre mi idea y tu reflexión bastante elemental. ¿Por qué? Por que mencionas la historia, mencionas los cambios sociales, la historia de la filosofía (en la cual no creo, pero yo si dudo que eso puedas entenderlo; ya te diré después por que). Por otro lado hablas de mi, y repites lo que yo debiera entender y me preguntas el por que de mis aseveraciones. Incluso cuestionas la “intelectualidad” del estudiantado de humanidades. Pero te voy a dar la razón en ciertos aspectos.
De entrada.
Me sorprende en primera instancia que menciones la historia, por que de haber leído el texto, es algo que estoy desaprobando intrínsecamente, es decir, no acepto la historia como un fenomenito revitalizador del espíritu humano, a su vez pienso; que el acto puro de remembrar la historia esta necesariamente en el desvanecimiento eterno de dichos actos, no como un desacato a las posibilidades, sino como un desprendimiento de una moralidad dialécticamente inducida (esto esta fácil).  La cuestión de que mis “sabios consejos” no estén en el centro de los cambios sociales de la historia, (que trato de entender tu objetivo) eso descubre dos cosas, primero que no tienes un conocimiento filosófico básico certero respecto al espíritu humano. Y la segunda que se relaciona estrictamente con la primera, que no entendiste el texto, pero tu si,  no podrías entender esto, por la razón primera que te comento. Pero no te preocupes, seguramente entonces el texto no te incluía como destinatario directo. Pero descuida seguiré respondiéndote para explicarme mejor, y por la intención que tuviste de leerlo.
Los cambios sociales de la historia, los filósofos occidentales se los atribuyen a la dialéctica, esa que lleva las cosas por el camino conveniente. En ese sentido yo no puedo decir que estos no comienzan por el hombre, pero tampoco puedo decir que ahí se encuentra el motor primero. Tampoco diré que en dios. Por que en verdad, nada podría decir respecto a eso, y la razón por la que me sorprende tu insinuación histórica, es por que en verdad, mi texto, ni buscaba un cambio, ni tampoco buscaba detener uno.  Por que, como dije al comienzo, no creo en eso. Seré breve para intentar dar una razón.
Creer en la historia de las ramas o del devenir humano representa en medida moral el APEGO. Creer que existe una identidad inducida que hay que defender  y que hay que llevar a la exaltación, representa el descuido de las cosas que parecen, en un sentido espiritual, meramente ajenas. No hablo estrictamente, del patriotismo o de la religión. Pongamos también como juicio pertinente a mi texto; las corrientes filosóficas de las que los intelectuales  se apoderan para llevar a cabo sus actos supuestamente emancipadores (aquí entra tu pregunta del por que debieran ser filosóficas esas manifestaciones). Pero antes habrá que responder a que le llamo intelectual.
Llamo intelectual a la población de humanidades por mera representación pública. Por que se supone que somos esos que entendemos y conocemos los actos de cualquier representación. Pero, en mi percepción de intelectualidad se incluye necesariamente, la quietud, la pasividad y la inutilidad de un sector que no tiene una “producción” conveniente. Es decir, los llamo intelectuales a aquellos que siguen el mero y más gastado cliché del culto traído acá desde Europa. En ese sentido, tú y yo, somos intelectuales en este momento, pues estamos discutiendo una cuestión meramente sociocultural; incluso cuando tus refutaciones y tus aseveraciones parezcan mas las de una señora cuarentona defendiendo a su dios de su propio hijo ateo. Pero no te confundas, que no es algo que me enorgullece decir, por que ni yo quiero ser un intelectual, ni me gustaría mirarme a  mi mismo dentro de un café cultural hablando de la guerra contra el narcotráfico y dándole la razón a Joaquín Sabina. Es decir el intelectualismo, ese que yo critico y que no pudiste entender, es nada más la representación  de un fantoche tirador de sentencias y devorador de conciencias ajenas en un sentido literal. Creo que en humanidades se es intelectual solo por estar ahí, y por si no queda claro lo que he dicho antes, cabe decir que no es un cumplido. (Mas abajo seguro lo dejare mas claramente ejemplificado)
 Sigamos con las corrientes filosóficas que es algo que puedo usar para ejemplificar. La mayoría de las corrientes filosóficas tienen el poder de inspirar a otras ramas de la cultura ha crear sus propias representaciones de un mismo pensamiento. La literatura se modifica, por la filosofía, la sociología es en ocasiones una ejecución bastante literal de algún pensamiento, y la historia se encuentra totalmente ligada a lo que hagan las tres anteriores y como inciten a la humanidad a “cambiar alguna cosa”. Creo que eso vale. Pero, respondiendo a tus casi incoherentes preguntas. Debo decir que, el sostenimiento, a través de los tiempos de una filosofía social representa un retroceso respecto a una generación de un cambio que bien se puede llevar a cabo a cada momento de la existencia inmediata de la humanidad.  Simplifico; creer como base en un socialismo gastado europeo, para cambiar la situación momentánea real de un país que no se ubica siquiera en un grado mínimo con aquel donde el socialismo encajo a la perfección, significa casi inmediatamente la inutilidad  de una acción revolucionaria tradicionalmente adquirida. Es decir, el abrazar un acto ajeno, histórico para revolucionar al mundo es necesariamente una pelea perdida. La historia, en una percepción meramente filosófica, quizá sea la mutilación del pensamiento mismo. ¿Que hacemos  dándole vida  a Marx, mientras nuestra realidad inmediata se desbarata por actos no contemplados dentro de una realidad social muerta?
El intelectualismo espera a alguien para seguir, por eso es criticable. Ahora no hay nada que seguir y en lugar de crear, filosóficamente una revolución de esas que les gustan, se ven haciendo actos de protesta  o de conmemoración, sin el propósito fiel y firme de en verdad cambiar alguna situación. Solo hacen sobrevivir ese mundo que les llena de esperanza romántica  sobre la llegada de su nuevo Mesías  revolucionario, que les de un espacio en tu y su tan amada historia. (Ahí por que los actos deben ser filosóficos, y no intelectuales)  hasta este momento he dicho eso que te acongoja respecto a mi percepción de tu tan abierto mundo, desde el mío tan reducido.
 Por otro lado, y hablando de tu defensa bastante pedestre respecto a la emotividad de los actos, la cual no desapruebo ni limito,  mas bien dudo de su genuinidad; no encuentro aplicable tus ejemplos y tampoco me toco siquiera un momento que hablaras de la inminencia de la muerte de mi madre, creo que eso es algo que me diría cualquier doña dolida por el suceso, incluso debo decirte, que me ha causado harta risa, y que estuve a punto de no tomar en serio tu comentario.  Pero creo que seria una falta enorme de mi parte, no contestar a un sujeto tan bañado en dudas y que, por no entender un texto tan sencillo como el mío, creyera en verdad que es una estupidez. Por que al llamar estupido mi texto estas siendo estupido tu, si no ¿Por que habías de tomar algo tan estupido con la seriedad que lo tomaste? Incluso insultando mi persona que al final es lo menos importante. Lo acepto.
Debo decir que tienes razón en alguna cosa, ahora no recuerdo en cual, pero también debo decir que debe ser un error no poder explicar para el mundo completo una reflexión como la que hice, por que al final que no lo entendieras no solo significa que pueda pensar que no eres bueno para leer con la mente en blanco y eliminando tu predisposición a tus pertenencias (cosa chafa entre los intelectuales) si no que habla también de la posibilidad de  un error mío al canalizar mal por medio del lenguaje algún pensamiento que no tiene que ver con una manifestación social, pero lo aparenta.
Yo no suelo dividir la filosofía,  y no creo en la filosofía cuando se aplica directamente a lo social, la razón ingenua de un texto como el mío, es quizá mostrar como principio una filosofía del espíritu del individuo que se dispone a transformar un mundo. Es decir ¿Cómo seria un mundo constantemente bajo las intenciones de cambiar por sujetos que no pueden conocerse a si mismos y a sus posibilidades, en especial esa como es la muerte y que a su vez les hace temblar el pecho?  ¿No es acaso en un acto emancipador el más recurrente de los resultados la muerte?
Este texto, que he sabido de pocos que han captado la esencia de mi intención, (por que como dije puede estar mal escrito)  no trata de los temas que el estudiante de la filosofía mas recurrente quiere tratar. Por que de nuevo, no creo en la filosofía como social, y por que no puedo hablar de nada de lo que me siento alejado en un sentido físico. La pretensión filosófica de mi texto no es más que, como he dicho antes respecto a este, la exhuberancia de la creación filosófica desde adentro hacia fuera, desde el individuo autoconsciente. Ya que nuestro sistema filosófico insita necesariamente a que cambiemos al mundo antes de conocer la parte mas indivisible del universo.
Esta es mi respuesta a tus preguntas,  a tu comentario general. Que bien puedes estar de acuerdo o no, pero esta fundamentado en el pensamiento que manejo, que si bien puede parecerte estupido, se alimenta de la percepción de la otredad idiota que en un sentido se representa por medio de seres como tu y como yo, es decir, al final; hablo de ti y de nada mas. Pues quizá y la percepción filosófica de que todo es uno se proyecte incluso en la estupidez de unos cuantos que como tu o yo, no pueden separar sus deseos de su conciencia natural.

Gracias por el comentario y si lo deseas podemos platicarlo personalmente, con un café, lentes de sol y cigarros, así como se hace en humanidades para reafirmar su infinita capacidad intelectual y de argumentación, de esa de la que ambos flaqueamos. Pero claro, tú no te incluyes ni por mera cortesía retórica.

Un saludo.  
David Navarro.

P.D. Lo he puesto acá, por que no cupo en el casillero de comentarios.

domingo, 10 de octubre de 2010

Inicio.


Inicio.
Déjame enseñarte,
Muérdeme, así.
Otra vez, así.
No me sueltes, así.
Bésame.
--¿así?
No preguntes.
Respírame.
Guárdate en mí.
Márcame ¡fuerte!
Apriétame los hombros.
¡Fuerte!
Dibuja ese infinito adentro.
Eres un poeta.
Un pintor.
Tatúame tu obra.
Tatúame tus letras.
Mójame. ¡No!
Hazme humedecer.
Mas, aun mas.
Si puedes.
Lo estás haciendo.
Abre los ojos, es real.
Creí que no sabias.
Eres fuerte.
Me asustas.
Soy débil, lo veo.
Esto es raro.
Detente, no soy yo.
--cállate esto es normal.
Creí que no sabias.
--esto no se aprende.
Tú sabes hablar.
--y respirar.
Sientes como nadie.
Siento que lo sientes.
--te siento débil.
Me estoy muriendo.
--Mañana renacerás.
Es demasiado.
--no es nada.
Me está desintegrando.
No sé qué hacer.
¡No pares!
Ayúdame.
Despacio.
--déjame enseñarte
--muérdeme, así.
--otra vez, así.
--no me sueltes. Así.
--Bésame.
¿Así?
--No preguntes.
--respírame.


jueves, 7 de octubre de 2010

Asesinan a estudiante de sociología. Está bien.




Un texto para mis compañeros, “humanistas” en demasía, que desconocen un que hacer filosófico mas genuino que lo social.

En alguno de estos días, unos tipos mataron a un estudiante de sociología de UABC, pero eso seguro ya lo saben. Yo no lo sabía hasta que un alumno aprovecho un correo accidental de Eliot Benítez para hablar sobre el tema y comunicarlo “indirectamente” a todos los que estábamos enlazados a ese mail. Mostraba angustia por el hecho y preguntaba si la universidad iba a presionar a las autoridades respecto al seguimiento de este caso. Menciona también que el hecho no tenia lógica asegurando que el estudiante era un tipo tranquilo y que deberían aclarar esto. No se hasta que punto tendría un sentido toda esta preocupación, pues nada de lo que se pueda hacer cambiara en algo ni el sistema judicial, ni la violencia generalizada del municipio.

Busque una nota que me diera la información completa del homicidio y la encontré. Una nota normal, de una muerte como todas. Por suerte, las notas en Internet tienen la ventaja de mostrar comentarios y vi uno,  que ya no necesite leer nada para escribir este articulito ni para darme cuenta de la veceralidad del intelectualismo. Se muestra un hombre indignado hablando por los sociólogos de UABC preguntando hasta cuando las autoridades van a poner punto final a la violencia. Después, me parece que el mismo tipo que me hizo llegar el correo, pone un comentario dirigiéndose al difunto; hablándole como su hermano y diciendo esas cosas que se dicen con un miedo en las manos y una voz supuestamente entrecortada.

¿Y luego que’?

Lamentamos la muerte de un extraño, como si eso no fuera común en nuestras sociedades, y lo hacemos parte de un movimiento interno, en los pasillos no se habla de otra cosa y buscamos un plato de justicia. Entiendo, se murió, esta bien; pero ¿por qué hay que buscar algo entre los escombros de una vida ajena, para sentirnos parte de una comunidad intelectual inútil que se aprovecha de sus pasiones para reafirmarse como humana? Creo que estamos llenos de basura, y estamos más muertos que ese personaje. Por que incluso cuando se supone que debiéramos entender el movimiento de los seres como tales, nos estamos preguntando la razón de un acto meramente humano, y buscamos culpables y necesitamos saber que esta pasando con todo ese embrollo judicial.

No es que seamos falsos, somos más bien ignorantes. Reforzamos una cadena Kármica desnaturalizando y haciendo ajena la muerte misma. Tememos a la muerte, se ve en las palabras de quien mando el correo, y por eso hacemos de una “perdida” una fuente de desahogos sociales.   Comenzamos hablándolo en público, luego pidiendo minutos de silencio, y poco después me informan que habrá todo un homenaje filosófico respecto a la muerte de este sujeto,  haciéndose la pregunta ¿Qué es vivir? Lo imagino, y no se si la razón por la que asista a tal cosa sea valida por respeto no al difunto, sino a los chicos que intentaran responder lo que es vivir.

Esta no es más que una representación de un movimiento muerto que nos ha dejado la costumbre de nuestras supuestas tendencias vivenciales ¿Qué somos? Los inconformes, los mugrosos, los que leemos antes de respirar, los que ponemos la pizca de pesimismo en la vida de la gente que solo se preocupa por pasársela bien, los que aun hacemos estúpidos festivales por el 2 de octubre y creemos que hacemos algún tipo de homenaje a aquellos que son mártires por idiotas, somos los que leemos poesía falsa en micrófonos y bocinas para sentir que tenemos una vida estética, somos los que fumamos marihuana cada que es posible en el sitio que sea; solo para estar en “onda” y luego de todo esto, somos los menos liberados.

¿Acaso no con todo eso que somos deberíamos estar por encima de la preocupación de un acto tan cotidiano? Pues obviamente no, por que en todo caso tendríamos una conciencia social (en la cual no creo y la separo estrictamente de la filosofía) pero no es, evidentemente, ni siquiera eso. Por que de ser así, haríamos marchas cada dos segundos por cada individuo que muere “injustamente” (creo que la justicia, en caso de la muerte, es una cuestión de percepción, por tanto no creo en eso)  pero no lo hacemos, por que no esta cerca, por que no lo hacemos nuestro, por que lo creemos ajeno. Pero en el caso de este sujeto, lo vemos cercano, lo vemos nuestro por que se sentaba en las mismas aulas que nosotros y lo veíamos “tranquilo”. Y nuestra percepción hacia la muerte es una vista panorámica hasta un momento como este.

Vemos en la televisión que muere un tipo baleado en la presa, y decimos “bueno andaba metido en algo” vemos que matan a n cholo a puñaladas y decimos “era cholo llevaba una mala vida, es normal” pero matan a un intelectual y nos entristece el acto porque lo vemos para nosotros. En el momento en el que un sociólogo muere, de manera tan común, estamos condenados a que nuestra vida contenga la posibilidad de terminar de una manera similar. Y eso despierta nuestros sentidos, y queremos cambiar el mundo, no necesariamente para que se encuentre justicia y que se pague por el crimen; sino para no tener que vernos en esa situación. Aplicamos la virtualidad para actuar en la realidad, y no morir por que nos asusta.

No justificaría ningún acto, y no lo llamaría bueno o malo, ni siquiera la muerte conducida. Por que no veo diferencia entre los contrarios de una misma cuestión. Pero si puedo decir que el acto de asesinar como tal, no representa ninguna variación en la existencia de todas las cosas, la gente igual muere en todos los casos, y eso lo dice cualquiera. Pero el punto no radica en la forma o en el tiempo, sino en la creencia ¿Somos participes de un acto como este solo por que nos consideramos una comunidad académica humanística? Tal vez, pero en un sentido verdaderamente de conocimiento humanístico, o filosófico en el caso de a quienes me dirijo, deberíamos liberarnos de los actos que hacen de nuestra falsedad una constante incluso en los momentos mas superficiales. Platos de justicia social, comunismos de juguete, patriotismo humanitario, solidaridad indígena, feminismos, anarquía institucionalizada ¿Que tienen de filosóficas estas cosas? Si ni siquiera podemos pararnos frente a una muerte ajena y sentirnos libres del pensamiento de virtualidad que nos produce el miedo a la mas inminente de las posibilidades de la existencia. Somos “filósofos” que luchamos de afuera hacia adentro como si esto no nos llevara a matar la individualidad del ser, esa que filosóficamente tenemos que descubrir para no reencarnar en la muerte misma de un ser que nos representa no como una institución, sino como existencia misma, que al final; es lo que nos pone a temblar. Por ver la muerte tan cercana.
Deberíamos ser filósofos de verdad, y no activistas de pacotilla intentando evitar que nos maten en una esquina mientras encendemos un cigarrillo, de esos que fumamos por mera actitud.




David Navarro Llanes.


sábado, 2 de octubre de 2010


Hay una extraña sensación en mi cuerpo en días como este. Siento que he perdido algo y que pareciera no tener importancia, por lo menos inmediatamente. Creo que eso sienten los falsos poetas cuando se les ve cortada la única fuente de inspiración que tienen para escribir; su realidad inmediata. Si es que he perdido algo, ya tendré yo otras cosas de que reírme mientras escribo unas palabras indecentes en hojas de papel rayado.