viernes, 14 de diciembre de 2012

A quien corresponda


A quien corresponda,

Por las noches porque duermo y la cabeza se me muere, porque ya ni para soñar me sirve. No  me culpes,   me hicieron leer  demasiado como para que mi cerebro funcione sin ayuda externa. Trato de recuperar mis pensamientos porque al final son más efectivos que el cuerpo. Verás, el amor y la lectura son ambas contaminaciones del alma,  te la acaban pues. No digo estas cosas para disculpar mi estupidez, juro que intento exhibirla lo más que puedo porque de alguna manera han de identificarme. Lo que digo es que por las noches si pienso me duermo, de pronto ya no estoy así que se pasa y ya. La cosa es que es dificilísimo sobrevivir las mañanas, porque se sabe que  hay que durar todo el día de pie, además   hay mucho tiempo que sirve para pensar en absolutamente nada. Las horas libres, la hora de comer, el camino al trabajo o la casa, mientras escuchas a alguien el cual su plática te importa un carajo. En fin, escuchas, esperas, caminas, lees y todo eso te hace pensar en la medida del cielo, en el sentido de la música, en el color de las cosas, en el vacío, en lo oculto, en el amor y en las 7 formas de morir dentro del cuerpo mismo.      
Es imposible, la razón es que uno acostumbra muy fácilmente a las cosas buenas, a la buena comida, a la buena bebida, a la buena música y sobre todo a la buena compañía; todas estas cosas no se pueden dejar de pronto, es imposible pasar del Daniels a los tragos amargos que entran y salen amarillos del cuerpo. Pero es que al principio el entendimiento no alcanza... por lo menos no a mí pero, como dije, a mí la cabeza me sirve de poco y ésta es la prueba; aún después de saber no acabo de entenderlo y me esfuerzo porque lo hago hasta para respirar y aún así no llego a comprender. Pero capto la forma aunque el fondo se cuelgue de mis pestañas y se tambalee como  burlándose, como riéndose con la risa que  le enseña la costumbre, la  propia. El entendimiento es un maldito, es una enfermedad no contagiosa.
Justo ayer estaba pensando si las razones por las que uno actúa o deja de actuar en realidad son tan importantes, en decir, si lo que uno dice cuando lo dice o hace cuando le toca vale la pena lo suficiente para mostrar el alma (o anomalía) que a uno le corresponde. Yo no soy lo que hago y con trabajos soy lo que digo o escribo, los crucigramas, la voz que se entrecorta y los retruécanos que llenan los ripios que pongo para no enfermarme, como siempre, de nada valen. Es necesario medir el desperdicio por medio del tiempo que, aunque ilusión, lo dejamos ir como agua entre los dedos, somos lo que edificamos para los otros, así que no soy nada, después de haberlo construido todo para que tus ojos  lo vieran crecer y morir antes de lo pensado.  Yo pienso de esa manera porque en primavera me vuelvo un poco lento y a veces no se me quita hasta el otoño, para las épocas navideñas estoy lo suficientemente acabado como para festejar.  Por suerte esos días no tienen mañanas, son largas noches frías para dormir luego de beber. Así que no me asusto, quizá  lo digo con más fe que los rezos que te escuchaba; pero pienso que los días oscuros en los que el otoño se convierte en el hielo que inicia el ciclo de un nuevo dolor han de venir ya sin la desesperanza de soportar las horas de un día nuevo pensando en lo terrible que es no ser quien calle la gota que cae del lado derecho de la cama que te carga al dormir...
La mosca que maté en la cocina por la mañana fue la misma que durmió bajo tus manos por la noche. Así es como pasa por las mañanas el pensamiento; como un periódico que golpea la frente hasta caer dormido muchas horas después.
Como dije: acá por las noches no, pero por las mañanas no hay manera de evitarlo. Por las noches porque duermo y olvido, pero las mañanas son largas y huelen a espacios vacíos.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Por las noches porque duermo y olvido, pero las mañanas son largas y huelen a espacios vacíos. Interesante...

David Navarro dijo...

Gracias por leer.
Saludos.

Anónimo dijo...

Es un placer, así que de nada. Deberías publicar más seguido :)

Consolation Des Arts dijo...

las letras que contaminan, tanto como el amor..lo primero ya lo sabía, pero lo segundo no... terriblemente cotidiano..pero me gustó leerlo, ya sabe, eso de la contaminación :)

Anónimo dijo...

A pesar de que las mañanas son largas y huelen a espacios vacíos, siempre están llenas de algo.

Anónimo dijo...

Rato sin leerte,hasta lo extraño.
Un saludo

David Navarro dijo...

te agradezco muchísimo la visita.

saludos de vuelta.