miércoles, 12 de diciembre de 2012

No despiertes, Aurora.


No despiertes,  Aurora, si despiertas moriré yo de no verte dormir. Si no te beso, Aurora, es porque no merezco ser yo quien te despierte ni quien creas que merece la mitad de tu vida a su lado.
Aurora, si  despiertas y soy yo a quien ven primero tus ojos convéncelos de que no han visto nada y vuelve a dormir.  Las marcas más personales de una vida se pierden, Aurora, no soy lo que fui y no puedo llegar a ser lo que no he sido.
Estoy cansado, soy como un niño temeroso que se esconde en la oscuridad de tus sábanas. De qué color serán, Aurora, tus ojos al abrirse tus párpados desmaquillados y relajados  ¿serán oscuros o claros, Aurora?
Dormida no me escuchas, estás escondida en tu cuerpo ¿Dónde más podrías esconderte de los otros, Aurora, si no en tu cuerpo mismo? No te escondas de todos, Aurora, pero sí de mí que nada valgo y poco tengo. No me culpes si pensabas que era yo quien te mostraría la mañana pero es que te he amado tanto esta noche, Aurora, que quizá ya no valga el amor que me queda para dártelo cuando te despierte con el último beso nocturno.  
No había visto, quién sabe desde cuándo, que los ojos cerrados también se colorean desde adentro cuando las pestañas sellan el alma de los ángeles. Si sellas tu alma para siempre, Aurora, y me das tu respiración callada para vivir del mismo viento quizá estar a tus pies sea el cielo mismo de nosotros los que no sabemos más que verte y verte dormir.
Si te esconderás para siempre en tu cuerpo y dejas que el mío se recueste como ahora al lado, por favor no despiertes mientras duermo, Aurora,  o simplemente no despiertes; porque luego de ponerte tan cerca que parecías dentro y que tu respiración era el accesorio que colgaba de mi cuello junto a la mano de Fátima cansada,  no necesito más que saberte ahí dormida luego de escucharte nombrarme en dos palabras que no he de poder igualar con mi voz ya poseída por  tus pensamientos.
Sí vas dormir así, Aurora, que el corazón en bandeja que te has de llevar a los sueños sirva como accesorio para ti, para que lo cuelgues de tu pecho o lo coloques en lugar del tuyo... El mero silencio de mi vigilia es la mano de dios que dibujó el palacio de tu piel en la que por momentos descanso para encontrar tu alma. Aurora, eres pausa que hace descansar el universo mientras se agita el dios que  encierran tus pestañas.

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