No despiertes,
Aurora, si despiertas moriré yo de no verte dormir. Si no te beso,
Aurora, es porque no merezco ser yo quien te despierte ni quien creas que
merece la mitad de tu vida a su lado.
Aurora, si despiertas y soy yo a quien ven primero tus
ojos convéncelos de que no han visto nada y vuelve a dormir. Las marcas más personales de una vida se
pierden, Aurora, no soy lo que fui y no puedo llegar a ser lo que no he sido.
Estoy cansado, soy como un niño temeroso que se
esconde en la oscuridad de tus sábanas. De qué color serán, Aurora, tus ojos al
abrirse tus párpados desmaquillados y relajados
¿serán oscuros o claros, Aurora?
Dormida no me escuchas, estás escondida en tu
cuerpo ¿Dónde más podrías esconderte de los otros, Aurora, si no en tu cuerpo
mismo? No te escondas de todos, Aurora, pero sí de mí que nada valgo y poco
tengo. No me culpes si pensabas que era yo quien te mostraría la mañana pero es
que te he amado tanto esta noche, Aurora, que quizá ya no valga el amor que me
queda para dártelo cuando te despierte con el último beso nocturno.
No había visto, quién sabe desde cuándo, que
los ojos cerrados también se colorean desde adentro cuando las pestañas sellan
el alma de los ángeles. Si sellas tu alma para siempre, Aurora, y me das tu
respiración callada para vivir del mismo viento quizá estar a tus pies sea el
cielo mismo de nosotros los que no sabemos más que verte y verte dormir.
Si te esconderás para siempre en tu cuerpo y
dejas que el mío se recueste como ahora al lado, por favor no despiertes
mientras duermo, Aurora, o simplemente
no despiertes; porque luego de ponerte tan cerca que parecías dentro y que tu
respiración era el accesorio que colgaba de mi cuello junto a la mano de Fátima
cansada, no necesito más que saberte ahí
dormida luego de escucharte nombrarme en dos palabras que no he de poder
igualar con mi voz ya poseída por tus
pensamientos.
Sí vas dormir así, Aurora, que el corazón en
bandeja que te has de llevar a los sueños sirva como accesorio para ti, para
que lo cuelgues de tu pecho o lo coloques en lugar del tuyo... El mero silencio
de mi vigilia es la mano de dios que dibujó el palacio de tu piel en la que por
momentos descanso para encontrar tu alma. Aurora, eres pausa que hace descansar
el universo mientras se agita el dios que encierran tus pestañas.
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