martes, 11 de noviembre de 2014

Cuarenta y tantos.


Cualquiera que me lea sabe que no persigo estos temas, que no los veo, no los creo...
Pero, supongo, que no hay nada que haga más posible la mentira que la omisión. Como todos lo que creen que hacen: nada hago, pero canto a mi manera no lo triste del acto sino lo mal que hacemos las cosas al respecto.


Cuarenta y tantos.

Finitos cuerpos perdidos, sin vida,
a fuego corto llevados a la muerte,
brisa de noche con piel escondida
luz de ojos cansados que tratan verte.

Difícil quererte tan invadida;
triste tu suerte de tierra fuerte
presa y corrupta con la fe perdida,
diminuta el alma, el cuerpo inerte.

Cuarenta y tantos. Y yo, casi vivo,
por alguna razón la muerte esquivo.
Qué suerte de los desaparecidos;

que su lucha cruel no marchan en vano,
que no ven el fuego  tras los suspiros
ni se esconden bajo tinta en su mano.

#43 

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