A mí sólo me queda un poco de desventura y cuatro gramos de peso en exceso. No le pido nada a nadie, excepto a quien tiene algo para mí; la paz de un hombre es suficiente y su voz siempre representa el filo enorme de mi conciencia afilada.
El amor me lo saco escribiendo; como los ojos, los cuervos, con el pico ¡qué sensación la de ese hueco de muerte! Esa que nos deja con el alma clavada en el suelo; como los cabellos del pecho de un hombre derrotado.
Cada momento en el que me acribillan sus interminables miradas, las de todos, se me acumula en el pecho el desprecio; como anciano a los montes eternos.
El más puro fin de un beso siempre es el alma; si es que el beso es tan verdadero como la espuma delgada en el margen que divide las olas de la arena.
Hacer el amor con finura, con frialdad; como el vapor que se hace gota y se resbala lentamente por la ventana.
Y nadie toca la mano de otro, y nadie besa la boca de otro; como en el espejo que no tocas la mano de tu reflejo.
Y dar al arte lo que el hombre a la mujer en la cama; como las águilas viejas: valor para vivir.
El orden del espíritu con la fuerza del fuego; como dragón con las garras deteniendo al mundo.
El alma danzante y apasionada; como música de cuerdas sin sentido, abierta al mundo.
Inicio de las cosas sin movimiento, estático; como la roca que detiene el vacío espacio entre el cielo y la tierra.
La carga es mentira y es falsa; como tan falso el amor de los huesos a la piel; como mentira es la mirada del hombre a su futuro.
A mi sólo me queda una voz y un silencio; como a los hombres que piden un cigarrillo antes de ser ejecutados.
1 comentario:
...Saludos desde acá...hablando de fuerza...frases encantadoramente peligrosas formando un romepcabezas que se niega a juntar sus piezas...
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