domingo, 23 de enero de 2011

Lamentable.

Descubrí hoy, que todo el que coexiste con la academia se baña de los mismos tonos y objetos. Incluso para los que el silencio les vale mucho; les es importante gritar cuando sienten que les han tomado la medida y la existencia inmediata. No es que alguna cosa de esas esté mal, es sólo que, cuando se supone que deberían actuar conforme a su lengua y sus libros viejos, prefieren actuar como eso que se supone no son. Me pasa a menudo, supongo que es algo que no se puede superar, ni siquiera por aquellos que dicen que  entienden que no todos entienden, incluso cuando eso no es más que un adorno que le da color a su estilo de vida; que a su vez ni entienden.
A las filosofías convencionales y a las alternativas (dicho sea de paso que se llaman como mejor le guste a quien se fanatice) les falta eso que se supone hace práctica la indagación en el misterio de las mismas, les falta algo mas activo, nada que ver con materialidad, les hace falta el alimento del alma.
Yo no me salvo de nada, no podría, pero en el caso de la academia, sólo soy un observador, como los qué ven los shows de magia y no se preguntan que truco utilizó el prestirigitador en turno. 

Lamentable lo de los filósofos, lamentable lo de cualquier tipo de filósofo... hay tantos.

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