martes, 20 de abril de 2010

Preludio.

Deseo dormir en la tranquilidad...
Pero en mis parpados tengo una pesadez que se tiende hacia mi frente y no a mis mejillas... debo estar enfermo o tener el corazón al revés... quizá solo mi cuerpo está cansado pero mi espíritu no quiere dejar de mostrarla.
Y yo... le rezo como lo haría por cualquier dios verdadero... rezo por qué me roce con su piel milagrosa... con su piel de oro y cristal.
Mis suplicas se esconden en su centro y en el mío se vacía la esperanza de beber su fuego y aliviar su sal. El otro hombre que espera su milagro es un poco más listo, ese se muestra falsamente, yo me dejo ir puro.
Espero su divinidad aprecie mi devoción y no la astucia de otros... espero me toque a mi aunque muera como quienes han muerto por amar a su dios.


dios...
diosa...
diosas...
dioses...

Una...

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