martes, 28 de junio de 2011

A respiro profundo.

El último suspiro de un hombre debe estar contaminado, negro, espeso. Debe parecer la razón de la muerte, debe contener la desesperación de una reacción vaporizada; debe ser oloroso, repugnante, placentero. El hombre debe sacar la vida de sus pulmones, debe escupirla, vomitarla.

Porque nadie entiende el suicidio lento, el suicidio del arte, el suicidio del disfrute. El licor suave de la vida en ocaso constante; la penumbra sin dolor ni miedo, el desapego más profundo, el cuento que no cuenta al futuro en su presente. El presente que siempre es lo que parece y que parece siempre ser mejor.

El más astuto de los hombres reniega del oxigeno, lo opaca, lo esconde, lo pinta. No respira: espira. Se contamina el hombre astuto, se desdibuja del viento, se recorta las alas que le salen de la espalda, las mutila. Se mutila la vida, también, para no estar deforme ni monstruoso, se cuida, los cuida a todos; los baña con sus manos y los seca con vientos de calor y dolor, de podredumbre y nostalgia, de lejanías perpetuas.

El Hombre Solo, no comunica con las palabras que forman figuras en el pensamiento, sino con señales que dibujan arte en el viento con blanquizcos y oscuros tonos de tormenta y llamarada, de fuego arrojado, inmenso manantial de innombrables reencarnaciones de los otros, los que ya no están porque el Solo los suspende, los existe desde afuera y desde otro lado.

Bebe, flota en elixir el engaño del que juega con la muerte en un relámpago de vida. Ya escupe, ya vomita; ya desconoce a los que siempre son, lo que no cambian, los que viven por relámpagos, también.

Él, Solo, no espera que se lo lleven aun cuando pronto le toca despedirse. El hombre no es una quimera de repente, ni una pieza, ni alguna cosa de valor, es sólo ese aire que le sopla al viento casi para correrlo de su rostro, casi para advertirle que si vuelve lo transformará en muerte, en destino, en santidad, en vida que no es lo mismo, en ningún caso, que tiempo.

1 comentario:

.Maritza Faridy. dijo...

Disfruto lo que vomita tu mente.