Hay que hacer público que le debemos
tanto y tanto al buen y glorioso pisto
que cada sorbo fino que bebemos
le damos un beso de amor a cristo.
Santifica los males que tenemos
con un ardor frío que jamás se ha visto
fuera de la copa que sostenemos;
como si tuviera el saber del misto.
Sacrifiquemos lo poco que nos queda
en nuestro vaso para que otro venga
y de la nada salga cuando beba.
En el secreto del alcohol insisto
que es decreto para que nadie entienda
que siendo un dios da cara de mephisto.
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