viernes, 19 de octubre de 2007

Y la gente bien “educada” ¿se limita?

El ser humano es gregario por naturaleza, un ser social. Pero ¿hasta donde esa cualidad puede limitar el actuar del hombre en sus actividades interpersonales? Es decir; estamos sujetos a un sistema social que depende de todas sus partes y no permite un desarrollo total de nuestros valores independientes, esto sugiere la mención de un concepto, el respeto; pues este valor es el que limita los actuares humanos en cuanto al derecho ajeno de estar.
Para tener una verdad útil en cuanto a la concepción del respeto tendríamos que aplicar dicha virtud a cada individuo en particular, pues tenemos como significado general de respeto; el limite de nuestro derecho hacia el derecho ajeno, es decir, cierta aceptación o consideración a los pensamientos y actitudes de otras personas, así restringiendo nuestro desenvolvimiento de todo tipo frente a otros individuos, esto se lleva a cabo en distintos modos, pero siempre sigue un patrón de jerarquía, a la persona que se encuentre en lo mas alto de una pirámide de valor siempre se le mostrara el mayor respeto (en cuanto a lo moral, y hablando estrictamente en el anterior enunciado sobre vínculos laborales o de estatus)[1]. Seguido de esto podemos decir que el respeto se le distribuye a cada persona según su rol o estatus en una línea valorativa. De tal manera, este valor, siempre tiene que ser aplicado tras un conocimiento general del rol jugado entre las personas que se disponen a ser tratadas. Ya despejado el termino; será la base del tema a tratar.
La educación moral es la ejecución de actitudes de respeto hacia otros, se refiere también a una calidad moral de las personas. Esto va desde lo mas básico como son: el saludo, dirigir la mirada, la constante aclaración del “permiso” y las cortesías en general; estas habitualmente se llevan acabo en las relaciones jerárquicas, maestro-alumno, jefe-empleado, padre-hijo, etcétera, aunque también en las relaciones interpersonales recién adquiridas, en estas los sujetos en cuestión no tienen un conocimiento de los caracteres de la persona con la que comienzan un vinculo de tipo intimo y esto lleva consigo un acatamiento casi perfecto de su educación moral, pues se crea un tipo de escala distinta al laboral, ya que en la escala de valor sentimental, el respeto se aplica de manera mas marcada en las personas con menos altura en esta nivelación, pues no existe esa confianza que te da un conocimiento adquirido de las formas personales de un individuo. En otros términos; nuestra educación solo puede ser vista en su máxima expresión en los inicios de una relación intima o con las personas que no llegan a tal grado sentimental, y ahí es donde el tema toma importancia, pues entran también las relaciones laborales de un estatus jerárquico similar (compañeros inmediatos).
Entonces ¿ser gregario es una limitante para el desenvolvimiento real de un individuo en una relación humana? el ser humano depende totalmente de los demás seres para tener una reafirmación de su importancia y de la existencia misma; por eso se lleva a cabo una serie de actitudes condescendientes hacia otros. Las llamadas “buenas costumbres” son las bases de nuestra educación moral, independientemente del cambio de tiempos y del desarrollo de las culturas; las costumbres se han ido transformando hasta convertirse en reglas sociales, estas “reglas” sistematizan de cierta manera el modus vivendi en una sociedad en cuanto a esta temática.
¿Es una limitante el ser educado? Después de lo dicho; el hombre es limitado por sus costumbres morales, pues ese respeto a los derechos de otros es una traba para las actitudes que comúnmente un individuo desarrolla en su aposento existencial mas intimo; la bondad o maldad de esos actos limitados no importan en unipersonalidad, pero sí en cuanto a la visión moral que aplica la sociedad, y ahí esta de nuevo la barrera en el desarrollo de la yoidad.
Para finalizar, cabe mencionar que la educación hacia una moralidad es la base de la sociedad conservadora, y que esta tiene por objeto la reivindicación de los valores éticos y morales, y la cuestión va más allá de un límite, por que habrá que cuestionar la bondad de esas costumbres. La moral en este caso será una lucha de éticas transformadas, y esta “educación moral” se ha transformado a la mala educación y a la falta de valores de respeto y libertad del ser.
La educación social se reduce a una regla de oro: No hagas a otros lo que no quieres que te hagan; dicho de otra manera cuando el ser en si afecta, entonces el ser en si propio de cada uno tiene que ser evitado.





[1] La ejecución del respeto en las escalas cambia cuando se aplica a una pirámide de valor sentimental.

3 comentarios:

Todos tus muertos dijo...

Yo pienso que sí, las reglas del decoro nos limitan. Fíjate, cuando estaba en primer semestre de derecho, veíamos toda esa vaina: reglas del decoro, la moral, la ética, la jalada aristotélica de que el hombre es un animal político por vivir en sociedad. Por más huraños que nos pretendamos necesitamos de la otredad, sin ella no tendríamos antípodas, pólemos, valores, cultura. En ese sentido, en lugar de decir existo, deberíamos decir existen, sería una idea más amplia. Nos abarcaría por naturaleza.
Pero la cesión de nuestra libertad que hacemos en función de los demás para convivir es necesaria y no arbitraria como piensan algunos.

Todos tus muertos dijo...

He estado leyendo al Platón ese. No es tan jodido pa su tiempo. Oye, pero ese Sócrates, qué bárbaro, sí que es cómico, según él, según Platón, la sociedad prefiere sufrir una injusticia antes de cometerla a esto antepone el hecho de que el pueblo es el que legisla y al legislar en contra de la injusticia quiere decir que piensa que es peor cometerla que sufrirla. ¿No es raro que ignore que legislamos contra la injusticia por el sólo hecho de proteger nuestros intereses y no por una convicción axiológica? Habría que haber nacido entonces en aquel terruño pa ver cómo pensaba la gente que le era permitido pensar, porque ahora no creo que a la sociedad le importe mucho esta cuestión.
Bueno, no sé por qué te dije esto, supongo porque lo he leído estos dos días. Y así sigue en sus enredos, discursos armados a complacencia y exaltando su agudeza, según; creo que como novela es muy entretenida y ayuda a pensar. Alra.

Consolation Des Arts dijo...

Vaya, yo ni siquiera sé cuáles son los límites que marca el respeto hacia los demás ni a mí misma. No estoy segura que exista una línea delgada ni gruesa en la que se pueda andar respetándonos y respetándolos. Sí, mi libertad no termina cuando comienza la del otro, termina cuando el otro se queja.Ja, ja, ja. Sí, sí, sí, señor entiendo su punto y estoy de acuerdo en que el ser no se puede desarrollar plenamente precisamente por lo que existe a su alrededor: todas esas reglas de cotesía, educación o moral o de lo que sean a las que les encanta generalizar y no individualizar. Pero yo hace mucho que me dejé de preocupar por eso, acaso me interesan mis límites, pero no los de los demás, esos los quitas y ya. El único impedimento para no limitarse es precisamente el miedo (aunque el deseo sea fuerte), el temor al castigo y lo más difícil, saber por qué lo haces y reconocer cuando lo estás haciendo.
Podemos mandar al diablo eso que arrastramos de lo que es correcto y lo que no lo es, lo bueno y lo malo, etc, cuando queramos. De la misma forma que lo hicimos cuando nos enseñaron que fumar era malo y que ir a misa era bueno. No es tan difícil sacudirse de esa ¨educación¨, nomás que a usted señor lo veo medio dramático.
Aparte, sabemos que los límites más grandes y los que impiden principalmete el desarrollo del yo, no son los demás, ni siquiera nosotros, vienen de ellos. A los que a veces olvidamos darle las gracias o el buenos días, a los que jamás dañaríamos para lograr un fin tan mezquino (bueno, exageré). Aquellos que van primero, aunque no nos guste. En fin, ahora me despido con Wilde (para reforzar su pensamiento acerca de mi trauma con un sólo autor ja ja): ¨Uno puede ser amable con las personas que no nos interesan¨. Esta frase habla por sí sola. Yo hago eso más de 8 hrs diarias, cuatro días a la semana y es terrible.Por eso intento no practicarlo cuando salgo de mi trabajo. Me despido.
Con este clima, puede pasar cualquier cosa.